Desde los primeros capítulos, Kellen nos presenta a dos personajes que, aunque parecen destinados a no encajar, encuentran en sus diferencias la chispa que enciende su relación. Jane, con su espíritu libre y su alegría contagiosa, y Cedric, con su serenidad y su sentido del deber, crean una ecuación imperfecta pero hermosa. Su relación se siente tan vívida y real que es como si pudiéramos sentir el sol sobre nuestros rostros y escuchar el sonido de las olas rompiendo en la costa mientras recorremos junto a ellos los momentos de su amor naciente. Y cuando la guerra los separa, el dolor y la desesperación son tan palpables que es imposible no sentir que una parte de nosotros también se ha perdido en esa nada oscura que amenaza con engullirlo todo.

El relato de Alice Kellen no se queda solo en la superficie. Años después, Margot Abbot, una joven enfermera en un hospital de Edimburgo, se convierte en la inesperada clave para desentrañar los misterios de ese amor truncado. Con la aparición de Cedric, ahora un anciano dormitando en una cama de hospital, y un anillo que guarda más de lo que parece a simple vista, la autora nos invita a descubrir qué fue de aquellos luminosos días de verano. Es como si Kellen nos entregara un mapa emocional en el que cada giro de página es un paso hacia los secretos más profundos del corazón humano. La narrativa se convierte en un viaje no solo en el tiempo, sino también hacia lo más recóndito de nuestras propias emociones.

«Quedará el amor» es una historia que no solo habla del amor romántico, sino también del amor propio, del amor que se encuentra en las amistades sinceras y de la capacidad de sanar y seguir adelante, incluso cuando parece que todo está perdido. Es una novela que te hará reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la fuerza del amor como único refugio en medio de la tormenta. Alice Kellen ha creado un relato que, sin duda, quedará grabado en tu memoria mucho después de haberlo terminado.

Libro: Quedará el amor – Alice Kellen PDF

Si hay algo que distingue a Alice Kellen en el panorama de la literatura romántica contemporánea es su capacidad para crear historias que calan hondo, historias que tocan las fibras más sensibles del corazón y que se quedan ahí, resonando mucho después de haber cerrado el libro. «Quedará el amor» es la prueba viva de esa habilidad. No es solo una novela, sino un compendio de emociones que atraviesan generaciones, una carta de amor a los sentimientos que, por más que pase el tiempo, nunca desaparecen del todo.

La narrativa de «Quedará el amor» comienza con un verano idílico en 1939, cuando Jane Bellamy y Cedric Stone se encuentran por primera vez en los acantilados de Cornualles. El sol brilla con fuerza sobre el mar turquesa, y sus vidas, aunque separadas por sus orígenes y circunstancias, convergen en un amor que promete ser eterno. Este encuentro inicial es descrito con tanta delicadeza y detalle que te transporta inmediatamente a ese rincón de Inglaterra, donde el aire salado y la calidez del sol parecen impregnar cada página. Es un amor de juventud, puro y apasionado, lleno de primeras veces que nos recuerdan los inicios de cualquier romance: los nervios, las sonrisas tímidas, el deseo incontrolable de compartir cada instante. Alice Kellen construye aquí un escenario perfecto, casi cinematográfico, que hace que el lector se enamore junto con ellos.

Pero, como todo gran amor, este también enfrenta sus pruebas, y la más devastadora de todas es la guerra. En un abrir y cerrar de ojos, la luz de su amor es eclipsada por la oscuridad de la guerra, y todo cambia. Aquí es donde la novela muestra su verdadera profundidad. No se trata solo de un romance histórico; es un relato que explora el dolor de la pérdida, el miedo de no saber qué depara el mañana, y la fortaleza necesaria para seguir adelante cuando todo parece derrumbarse a tu alrededor. Alice Kellen no tiene miedo de sumergirse en los aspectos más oscuros de la guerra, no solo como un trasfondo histórico, sino como un personaje en sí mismo, un antagonista que amenaza con destruir todo lo que Jane y Cedric han construido.